Les vemos por las calles cargados de bolsas, llevando a niños y niñas a las guarderías y a los colegios, en los parques, en las casas. Recogiendo a un bebé tapado por el frío a las siete de la mañana que se lo depositan en sus brazo, algunos manteniendo en casa a hijos y nietos con su pensión, preparado comidas familiares de fin de semana: Las y los abuelos, que en la última etapa de su vida siguen «cargando» con responsabilidades que no tendrían que ser suyas y que muestran los déficits de nuestra sociedad. Por poner un ejemplo; Una mujer que acude a terapia y se ha separado hace unos meses, se ha ido a vivir con sus tres hijos a casa de sus padres, pensionistas. Es la abuela la que se encarga de cocinar diariamente para seis personas, el abuelo de recoger a los nietos de los colegios y la madre de los menores de trabajar fuera de casa. ¿Qué sucedería si no estuvieran estos abuelos para apoyarle?
¿Y si los mayores empezasen a decir NO, y si se declarasen en huelga? Esta es la temática del cortometraje del Ayuntamiento de San Fernando de Henares premiado hace pocos días en la gala de los Premios Nico 2013. El corto ha sido realizado por el grupo de cine de mayores del municipio de entre 68 y 85 años, y han sido ellos los que han generado la idea, lo han escrito, rodado, editado montado, y se han encargado de las labores de postproducción. La temática la conocen muy de cerca estos actores y actrices no profesionales porque a menudo no se piensa en sus necesidades.
¿Son los mayores valorados en nuestra sociedad? Claramente no, ya en julio del presente año la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recomendó prudencia a la hora de “sobrecargar” a los abuelos con el cuidado de los nietos ya que esta situación podría desembocar en problemas de estrés, ansiedad y depresión.
Se señaló que la mitad de los abuelos españoles dedican una media de seis horas al día en el cuidado de sus nietos, lo que supone, en muchas ocasiones, más tiempo del que les dedican los padres a sus hijos. Son los y las abuelas los que se responsabilizan de funciones que corresponden a los progenitores, pero tenemos tantas obligaciones y poco dinero para llevarlas a cabo, que la ayuda de los mayores se ha convertido en esencial en muchos casos, pero no hay que olvidar que son personas con sus propias necesidades, que ya criaron a sus hijos y que a menudo les sobrecargamos con exigencias.
Es cierto que tener una rutina de actividades y las relaciones intergeneracionales son beneficiosos para los mayores ya que les hacen sentirse útiles, relacionarse con la vitalidad de los niños y poder mostrarles su historia y tradiciones, pero el no poder tener espacio personal, no mirar sus propias necesidades como las limitaciones de la salud, la excesiva responsabilidad, un ritmo desajustado, en definitiva, la sobrecarga física y emocional, puede desencadenar un alto nivel de estrés, ansiedad, psicomatizaciones o depresión que a menudo se pasan por alto y que pocas veces acaban en una consulta psicológica, sino más bien médica a través de dolores, insomnio, malestar, cansancio que no se soluciona con un tratamiento farmacológico.
Así que en el corto premiado, que se muestra a continuación, se refleja la rebeldía de los mayores con una huelga de brazos caídos ante el estrés que sufren atendiendo a nietos por ir respondiendo a las obligaciones y problemas de sus hijos/as. Desean que se les escuche, que se les valore, que se les tenga en cuenta, así como a sus necesidades, en una etapa de su vida que bien aprovechada supone un descubrimiento y aprendizaje muy enriquecedor. La labor de los abuelos y abuelas es fundamental y no está reconocida por el sistema público, pero tampoco por la sociedad y por las propias familias. ¿La reconoces tú?
Alejandra Luengo
