Hace unos días una mamá me comentaba en la consulta el miedo que tenía a la vuelta al colegio de su hija de cinco años. Había logrado durante estos últimos meses que la niña no se hiciese pis encima durante el día, y que lo pidiese cuando lo necesitaba sin tener que depender de ningún adulto. Pensaba que en el colegio podría retroceder lo avanzado y eso le generaba mucha angustia y preocupación.
El hablar con la profesora y poderle orientar sobre cómo los adultos lo habían estado haciendo durante estos meses y les había funcionado es uno de los aspectos claves en los que hay que apoyarse, pero no se puede delegar la responsabilidad de la buena marcha en la vuelta al colegio en el profesorado.
Hay padres y madres que se «enganchan» literalmente a los hijos y son ellos los que sufren cuando se separan de los menores. Les repiten continuamente que van a estar bien, que no pasa nada, que todo va a ser maravilloso, que qué tal están, que si los demás se han portado bien con ellos, que si han tenido problemas….De una forma casi compulsiva funciona como una manera de intentar calmarse ellos mismos, pero que poco tiene que ver con proporcionar seguridad a los niños, que es lo que realmente necesitan en la vuelta al cole.
El medio de mayor socialización para un niño o una niña es su colegio. Es ahí donde va a aprender más a poder relacionarse con otros iguales y saber afrontar los problemas que puede tener. Si se les protege en exceso esas pequeñas dificultades o conflictos que puede tener en el centro educativo se van a convertir en grandes problemas donde va a sentirse incapaz de afrontarlos. Los padres y madres que llevan a su hijo a un colegio necesitan confiar en el mismo, ya que sino entonces las horas que pasa su hijo o hija fuera lo van a vivir con gran angustia, incertidumbre y malestar, y eso se lo van a devolver a su hijo/a.
Si el menor está nervioso por empezar el colegio no hay que ridiculizar lo que siente, ni quitar importancia, ni agrandar más ese malestar convirtiendo un drama de algo que es una experiencia sana…Estar con otros menores, socializarse y aprender. Muchos adultos divorciados deciden ese primer día llevar a los menores de forma conjunta al colegio; es una idea acertada mientras no se vuelva un duelo de a ver quién quiere más al niño o niña y lo retiene por más tiempo antes de entrar en la puerta. A menudo los adultos somos más infantiles que los niños, y nuestros hijos aprenden que ante ciertas situaciones nuevas, o de ligera tensión uno tiene que ponerse nervioso, bloqueado, inseguro, etc. no es de gran ayuda, la verdad.
Es un periodo de adaptación que puede durar varias semanas, o incluso más, pero donde la figura de los progenitores resulta clave para superarlo con serenidad y bienestar. El poder ir regulando horarios, y tener una mayor organización es de gran ayuda.
Por ello lo principal es confiar y dar confianza. En estos primeros días no hace falta repetirlo continuamente, pero sí acompañar con serenidad, con la tranquilidad de saber que se puede, y que si hay problemas se podrán resolver bien; un «Que tengas un buen día, luego me cuentas cómo ha ido. Te quiero» Pueden ser de gran ayuda.
Alejandra Luengo
