El cuerpo es un espejo de nuestras emociones; de quién somos y cómo somos, de nuestro estado vital, de nuestro nivel de sintonía interna. Pocas veces he conocido personas con una conexión total y equilibrio con su cuerpo, y es que el cuerpo a menudo se utiliza como un lienzo donde se pintan nuestras angustias, miedos, inseguridades, vacíos, creencias, etc. Creo que llegar a una relación de conocimiento, aceptación, amor y cuidado de uno mismo va de la mano de cómo lo hacemos con nuestro cuerpo. De poco me sirve una persona que aparentemente tiene un equilibrio mental y que luego daña su cuerpo, ni tampoco si una persona obsesionada con el cuidado de su cuerpo lo hace para llenar vacíos e inseguridades.
Por tanto, no creo en la dualidad cuerpo-mente porque considero que la primera refleja un estado corporal determinado, que ambas se retroalimentan y que la persona es un sistema en el que todo está conectado y se muestra de una forma u otra. De hecho, cuando se producen disfunciones en nuestro cuerpo cada vez está más demostrado que están ligadas a lo emocional-mental.
Respecto a los trastornos de alimentación se conjugan factores socioculturales, biológicos, interpersonales y psicológicos. Son trastornos que en realidad son síntomas de problemas psicológicos mucho más profundos (depresión, estados de ansiedad, psicosis, trastornos obsesivos, falta de autoestima..) por lo que sería erróneo pensar que una persona que padece una anorexia es por el mero deseo de estar delgada; sería simplificarlo y quedarse en un plano superficial y falso. Para afrontarlo hay que ir más allá del problema corporal y médico. La terapia psicológica es absolutamente necesaria para abordar la conexión de factores que pueden haber desencadenado el trastorno desde los socioculturales, biológicos, psicológicos e interpersonales.
Para hacer un simple esquema de estos trastornos podemos decir que son aquellos mediante los cuales se produce control o descontrol de la comida. Se trata entonces de suplir o llenar vacíos, miedos, inseguridades, dolor adquiriendo una aparente seguridad, tranquilidad y control vital en una faceta determinada de su vida: el cuerpo.
Personas que padecen una anorexia o bulimia enfocan en el control de su cuerpo una forma de lograr una seguridad y un sentimiento de dominar situaciones. Como me decía un día una paciente » Mi cuerpo es de lo poco que puedo controlar en mi vida». Así que ante el caos y el miedo que siente hacia lo de alrededor ha desarrollado una sintomatología anoréxica como una forma de reforzar su valía y su sentimiento de control bajo la creencia de que la delgadez es sinónimo de belleza.
Aunque en otros artículos me centraré en cada uno de esos trastornos voy a dar una pincelada de los más relevantes:
– Anorexia nerviosa: Se restringe y se priva de la alimentación, se hace ejercicio de forma continuada, se toman fármacos «adelgazantes» y a veces se puede llegar al vómito. Se rechaza la gordura y la comida. Puede ser global (padecer la enfermedad) o presentar ciertos síntomas anoréxicos. El pensamiento de la comida y su rechazo ocupan un lugar casi obsesivo.
– Bulimia nerviosa: Se dan atracones de comida y conductas purgativas (vomitar, laxantes…). Hay un patrón de conducta que se basa en atracón-vómito- atracón. Se piensa mucho en la comida; casi a veces de forma que se podría asemejar con una adicción.
En los dos anteriores se da una confusión de las sensaciones corporales y un estilo de pensamiento determinado basado en una serie de creencias falsas y de obligaciones «tengo que ser siempre perfecta, no puedo fallar, tengo que agradar a todo el mundo….», También se da una desconexión emocional donde se desconocen las necesidades y deseos propios, y a menudo una distorsión de la imagen corporal.
– Trastorno de la conducta alimentaria no especificado; cuando hay características patológicas de la anorexia o la bulimia, pero no están todas. Puede ser porque es un síndrome parcial o porque es una etapa inicial del trastorno.
–Trastorno por atracón; Se ingiere de forma compulsiva comida pero no hay vómito. Se da una gran insatisfacción con la imagen corporal pero no hay distorsión de la misma. Se utiliza como una forma de lograr tranquilidad e incluso de «llenar» los vacíos afectivos. A menudo se da sobrepeso.
No me gusta generalizar porque creo que ante cada persona se requiere analizar su situación de forma personal. Por ello considero que centrarse principalmente en los síntomas (comer, no comer, atracón, vómito, recuperar peso) es un enfoque inadecuado y se queda en lo superficial, no logrando abordar realmente el problema que existe. La terapia psicológica puede ir apoyada o no de un enfoque médico y farmacológico pero lo segundo NUNCA puede sustituir lo primero, aunque en los casos más graves cobre mayor importancia ante la urgencia y riesgo
Por tanto el apoyo psicológico es clave, y el abordaje familiar también para que no se convierta la comida y el cuerpo en el centro de la vida de la familia. Todos van a tener que aprender a relacionarse de manera diferente tanto con los demás como consigo mismos.
Por tanto, ten presente que el cuerpo es el lienzo sobre el que mis creencias, mis expectativas, mis emociones y mis miedos pintan.
Alejandra Luengo