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Hace unos días con unas compañeras de trabajo teníamos la discusión del tiempo que estaban con sus hijos. Entre ellas había psicólogas, trabajadoras sociales y educadoras. Las que eran madres señalaban que se sentían muy culpables por no estar con sus hijos y darles lo que necesitan, al estar ellas trabajando y llegar tarde a casa.

En este caso eran profesionales de la materia las que hablaban y las que se acababan sintiendo así, por llegar a las 19 horas de trabajar dos días a la semana.

Pero ayer en consulta una madre de 40 años me relataba que su hijo le da mucha pena porque ella se ha separado de su marido hace cinco años, que ella trabaja pero pasa las tardes con él, y que ha iniciado una nueva relación de pareja con la que se está planteando ir a vivir.

En palabras suyas: » Siento que a mi hijo le quito mucho tiempo que tendría que estar con él; mi madre pasaba el tiempo dedicada a mí y a mis hermanas y yo no hago lo mismo..Pienso que al tener una nueva relación de pareja es tiempo que le robo a mi hijo, en definitiva, que me siento una mala madre, y prefiero que cuando esté conmigo no estar discutiendo, o teniendo que regañarle todo el rato, así que le dejo hacer un poco lo que quiere…si es jugar a la Play pues que juegue..» Palabras de una madre de un chaval de diez años, que hace semanas escuchó como su hijo le insultaba y decía que su madre no le quería. Ya de tiempo atrás, esta paciente se sentía bastante bloqueada y culpabilizada respecto a su maternidad, y esto lo incrementó, por lo que pidió ayuda psicológica.

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Me pregunto dos cosas: ¿Pensáis que ese sentimiento de culpabilidad lo tienen los padres? Yo por mi experiencia profesional, y también personal puedo señalar claramente que no; ¿Y por qué? Pues tan simple como que todavía lo que se espera de las madres es diferente y mayor que lo que se espera de los padres; y está totalmente interiorizado por nosotras, las parejas, familias, trabajos y sociedad.
Vivimos en un entorno que nos ha «vendido» nuestra independencia económica y personal, pero sin embargo sentimos una profunda ambivalencia cuando decidimos tener hijos; porque sentimos que el compaginar las dos cosas; una buena carrera profesional y una buena maternidad es imposible de hacer; y la realidad es que tal como están montada la sociedad no lo facilita y hay un claro sentimiento de renuncia, pero son las expectativas hacia nosotras; individuales, conyugales, familiares, sociales, etc, con respecto a lo que es ser una buena madre las que nos acaban generando esos sentimientos de contradicción, ansiedad, estrés y culpa.
Parece como que se intentan combinar dos modelos; los guiados por patrones pasados y los actuales que elevan el nivel de exigencia más a la mujer que al hombre (Se madre, además buena, pero trabaja fuera de casa, gana dinero, se independiente….) que incrementa la frustración, malestar, ansiedad y culpa porque, lógicamente, no se llega a todo, y lo peor que puede sentir una mujer que es madre, es precisamente no sentirse buena madre como muchas mujeres me han podido ir contando en la consulta.

En el siguiente vídeo de varias madres que han apostado por su carrera profesional y que han tenido éxito se observan los aspectos señalados anteriormente; culpa, renuncia, frustración, delegar en otros, sobre todo familiares y un querer compaginar el mundo laboral con la maternidad con serias dificultades.

Las madres y padres perfectos no existen, pero un menor necesita de esas dos figuras para configurarse como persona única, diferente, autónoma y estable. Entendiendo al padre y a la madre como esas personas que se responsabilizan del cuidado, protección y afecto hacia los menores enseñándoles a desenvolverse en sociedad. Por supuesto, un gran error es que la culpa sea «tapada» con apatía, pasividad, desgana o con el hecho de querer compensarlo con objetos o tiempos de ocio solitarios como pueden ser la tablet, o el ordenador. Eso no sirve, sino todo lo contrario, nos aleja más de nuestros hijos y el círculo de malestar y culpa aumenta. Sería mucho más beneficioso irse a jugar con el hijo o hija a la pelota esa media hora, porque como se señala a menudo ahí la calidad del tiempo de la madre con sus hijos va a ser más importante que la cantidad.

www.akanapsicologia.com

Alejandra Luengo

Hace más 20 años empecé a acompañar a personas que han sufrido y siguen sufriendo. Me licencié en Psicología y he realizado diferentes Máster relacionados con la práctica clínica, las relaciones familiares y el Trastorno Límite de Personalidad. Mi trabajo ha sido la atención psicoterapeutica en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, en diferentes Organizaciones y Fundaciones y en la consulta privada. En estos años he trabajado con traumas en la infancia y en la vida adulta, relaciones de dependencia, duelos, depresión, ansiedad que impiden que la persona pueda ser protagonista de su vida y no una mera marioneta de sí mismo y de los demás. Todo lo vivido, si no se analiza y reflexiona, se vuelve un acumulador de experiencias negativas que nos hace enfermar a nivel mental y nos afecta en la identidad, autoestima e integridad personal. En nuestro Centro Sanitario realizamos terapia individual, de pareja y familiar desde una integración de modelos como es el Cognitivo Conductual, Psicodinámico, Sistémico y EMDR.

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