This content is blocked due to privacy reasons, you need to allow the use of cookies.
This content is blocked due to privacy reasons, you need to allow the use of cookies.

Menos de una semana ha pasado desde que se resolvió el caso del ultraderechista Anders Behring Breivik por los atentados de hace un año en Noruega, en los que murieron 77 personas. Su condena, 21 años de prisión prorrogables. Esto supone la pena máxima que puede equivaler a una cadena perpetua ya que la justicia noruega le obliga a cumplir un mínimo de diez años, sin posibilidad de reducir este tiempo por trabajos sociales o con la comunidad y que puede ser ampliada si se considera que Breivik aún puede ser un peligro para la sociedad. Si se le hubiese declarado mentalmente incapaz en principio hubiese sido recluído en una institución psiquiátrica, condenado a tratamiento psiquiátrico forzoso de por vida.

Durante los días siguientes muchas personas me han preguntado o se ha comentado; ¿Cómo dicen que no está loco?, Ese chico está fatal...No lo entienden y no es fácil comprenderlo. La línea de salud mental en el campo forense es a menudo delgada y contradictoria. Personalmente me recuerda a cuando en distintos atentados las personas de a pie, políticos, periodistas y demás señalan que son unos “locos” o unos “psicópatas” los que han provocado ese daño.

Desde la perspectiva psicológica y de salud mental una persona que provoca atentados, muerte o asesinatos no se puede decir que sea una persona mentalmente sana, todo lo contrario, pero no tiene por qué ser un enfermo mental que no es consciente de sus actos o cuya voluntad se ha visto alterada por la enfermedad. Este aspecto en el campo forense y judicial determina una condena u otra según se le considere penalmente responsable o no. Se distingue a una persona cuyos actos se deben a una enfermedad mental donde se ve afectada su voluntad e inteligencia, “enajenada” o sufre un desorden mental (para entendernos, que estaba fuera de sí, que no era consciente de lo que hacía, que podía estar sufriendo algún tipo de alucinaciones, teniendo un episodio psicótico, trastorno mental transitorio o demencial que provoca confusión, desorientación, deterioro de la memoria, etc ) de otra que puede tener un problema personal pero es muy consciente de lo que desea, del objetivo que persigue y del dolor que causa.

Estos últimos pueden tener rasgos “narcisistas y disociales pero tampoco tienen por qué ser psicópatas. De hecho a nivel de considerar su responsabilidad penal estos aspectos no les eximirían de culpabilidad. En el caso específico de los psicópatas, no serían incluídos dentro de los enfermos mentales que carecen de conciencia de lo que hacen porque, aunque a partir de 1992 la OMS les consideró enfermos mentales generalmente su anomalía o alteración psíquica no afecta a su inteligencia ni a su voluntad, aspecto que es determinante en la evaluación forense para no considerar su responsabilidad penal y lograr la eximente completa, que generalmente se aplica en los casos de psicosis o de enajenación mental.

Un “enfermo mental”, incapaz de pensar racionalmente, no tendría la frialdad y el autocontrol suficientes como para provocar acciones de tal envergadura, tanta planificación y estructuración de una ideología determinada (utilización de la crisis económica, la situación de determinados colectivos, etc). Breivik intenta explicar su actuación por la situación de inmigración que vive su país y el multiculturalismo de Europa. Recuerda a la de muchos grupos terroristas que consideran que se les somete, que no tienen libertad, que les espera un mundo mejor más allá y por ello actúan poniendo bombas y asesinando. Buscan un aspecto de la realidad que les interesa (tasa de desempleo, inmigración, sometimiento, situación política, religiosa, etc) y sobre esa creencia construyen su base y fortaleza para realizar y expresar lo que desean sin permitir la permeabilidad. No muy diferente de lo que ocurrió en la Alemania nazi.

Por ello, no todo criminal que realiza atrocidades con sangre fría y sin remordimientos es un enfermo mental o un psicópata (vuelvo al ejemplo de Breivik, de homicidas, o de los los terroristas que en muchos casos tienen la creencia firme de que actúan por un bien mayor ). Individuos que hacen mucho daño y cometen actos depravados y malvados pueden ser muy conscientes de lo que quieren hacer, lograr y que piensan que esa es la manera de conseguirlo (aunque sea un disparate o una aberración) y del daño que ocasionan (sea a nivel de vengarse de otra persona, grupo o incluso de un país). Son individuos que planifican lo que desean hacer por una idea continuada en su cabeza; sea castigar a otra persona o grupo social, expresar su rabia, disipar sus miedos, conseguir un objetivo ideológico, político, social, descargar sus impulsos ante un bajo control de los mismos, etc. Si bien como dije anteriormente aunque no se esté mentalmente trastornado, esta claro que no es una persona sana ya que sus creencias radicalizan su vida y lo posicionan en un lugar dañino para otras personas.

Por último cuando un enfermo mental comete un acto criminal, es arrastrado por una fuerza mayor, insuperable, que le obliga a ejecutar esa acción. Su actuación se basa en una creencia falsa e irreal. En el caso de los fanáticos, hay creencias aprendidas y llevadas al extremo de forma voluntaria, idealizando éstas. Sin embargo, la capacidad para distinguir el bien del mal, la medida de las consecuencias y el cálculo de alternativas de actuación se encuentran en perfecto estado, aunque sometidas a su criterio individual o del grupo específico al que pertenecen, por ello a nivel penal son responsables de lo que hacen ya que poseen la capacidad de discernir y elegir otras actuaciones que no conlleven tanto daño y sufrimiento a otras personas.

www.akanapsicologia.com   

 Alejandra Luengo

Hace más 20 años empecé a acompañar a personas que han sufrido y siguen sufriendo. Me licencié en Psicología y he realizado diferentes Máster relacionados con la práctica clínica, las relaciones familiares y el Trastorno Límite de Personalidad. Mi trabajo ha sido la atención psicoterapeutica en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, en diferentes Organizaciones y Fundaciones y en la consulta privada. En estos años he trabajado con traumas en la infancia y en la vida adulta, relaciones de dependencia, duelos, depresión, ansiedad que impiden que la persona pueda ser protagonista de su vida y no una mera marioneta de sí mismo y de los demás. Todo lo vivido, si no se analiza y reflexiona, se vuelve un acumulador de experiencias negativas que nos hace enfermar a nivel mental y nos afecta en la identidad, autoestima e integridad personal. En nuestro Centro Sanitario realizamos terapia individual, de pareja y familiar desde una integración de modelos como es el Cognitivo Conductual, Psicodinámico, Sistémico y EMDR.

Visit Website

Write a comment

Esta web necesita que aceptes el uso de cookies descrito en nuestra