Problemas de pareja y su realidad
Los problemas de pareja no suelen ser ajenos a la mayor parte de la población que comparte su vida con alguien. Dificultades en los espacios personales y con la familia de origen, en las formas de resolver los conflictos que pueda haber, en el tipo de comunicación que como pareja se establece, en la sexualidad, en la convivencia, en el cuidado de la casa o de los hijos, etc., son bastante frecuentes, pero eso no significa que no supongan un reto en la relación que de no resolverse pueda acabar en ruptura o haciendo la convivencia insoportable.
Hay diferentes problemas de pareja que nos encontramos frecuentemente en la consulta. Muchas personas señalan el ser incapaces de saber comunicarse, que acaban discutiendo por cualquier tontería y que ya todo lo que hace el otro les coloca en un plan defensivo. Otras plantean que no se hablan, que realmente no saben lo que piensa el otro, ya que una o las dos partes se callan y no dicen lo que sienten, desean o necesitan.
Los problemas de pareja vienen causados frecuentemente por diferentes motivos:
- Por un lado porque en una pareja nos juntamos dos personas ajenas con historias de vida diferentes, con entornos claves muy diversos en una etapa tan influyente como la infancia, con tradiciones, hábitos y formas de actuar distintas. Por ello lo primero que hay que reconocer es que mi pareja no soy yo, por lo tanto es inviable, además de irreal tratar de querer que esa persona sea una réplica mía, un espejo de lo que yo he podido vivir, y que quiera, le guste, desee o disfrute con lo mismo que yo. Mi pareja no soy yo.
- Las expectativas irreales que se tienen hacia la pareja, que está relacionado con lo anterior; Hace un tiempo escuche de una persona “Yo esperaba que mi novio calmase todo mi vacío interior. No sé, que fuese como mi guía, mi timón, que estuviese ahí siempre…Me fui dando cuenta con el tiempo que eso no podía ser sano ni verdadero, y que también tenía su lado malo ya que él acababa decidiendo todo por mí, y yo cada vez me volvía más pasiva” . El pretender que vaya a ser la otra parte de la pareja la responsable de nuestra dicha o seguridad es aparte de inmaduro ilógico e irreal. Las falsas expectativas hacia lo que debe y debo de ser en la pareja generan no solo multitud de situaciones conflictivas, sino también entornos donde se puede dar un abuso de poder por parte de una parte a otra, violencia y mucho dolor y sufrimiento.
- El carácter y conocimiento que tenga cada una de las partes de sí misma. Relacionado con los dos aspectos anteriores, si la persona ha trabajado su historia personal, sus traumas, sus orígenes familiares, sus heridas y sabe de dónde vienen podrá reconocer gran parte de estos en sus problemas de pareja. Hay personas que no son conscientes de las creencias negativas tan arraigadas hacia sí mismas que tienen y que vienen desde la infancia “no valgo, no me quieren, soy débil, soy mala, no merezco ser feliz….” Todas ellas acaban configurando la forma que tienen de relacionarse con todo el mundo, y especialmente con sus parejas («Sin ti no soy nada, me vas a hacer daño, tienes que decirme siempre que sí, tienes que complacerme en todo, tú eres más importante que yo, etc.,». Por eso es tan relevante conocerse, entenderse y comprenderse; no solo para los problemas de pareja, sino para la forma en la que la persona se acaba relacionando con el mundo.
La pareja está para crecer, fortalecerse y aprender mutuamente cómo afrontar las diferentes dificultades que a lo largo de la vida se tienen. Tener una pareja nos puede hacer más fuertes si aprovechamos mutuamente el trabajar en equipo y en una misma dirección, creciendo personalmente juntos y afrontando los problemas de pareja de una manera sana. Si cada miembro tiene una orientación distinta, o aborda las dificultades de forma extrema no hay punto de encuentro, y en vez de fortalecerse la relación se debilita.
¿Y si no resolvemos los problemas de pareja que tenemos?
Los problemas de pareja de no abordarse se enquistan y frecuentemente se cronifican hasta que se intensifican de tal manera que estallan generando frecuentemente soluciones urgentes cargadas de dolor, frustración y rencor.
Entre ellos hay problemas de pareja que suponen ya en sí una ruptura en la confianza y en la lealtad y que implican un sobreesfuerzo de cara a poder recuperarla o afianzar la relación. Son por ejemplo situaciones donde se ha dado una infidelidad, un engaño, un tipo de adicción, que lógicamente afecta a toda la familia, episodios de violencia psicológica o física, faltas de respeto, ignorar a la otra persona, ausencia de vida en común, etc. En estas situaciones es necesario ir más allá para profundizar y decidir qué hacer en la relación de pareja y si merece la pena continuarla. En ocasiones la mejor elección puede ser que cada uno aprenda a ir por su lado y establecer en el futuro relaciones más sanas.
El otro día una pareja señalaba que durante varios años no conversaban sobre lo que les sucedía, ni cómo se sentían. Ella había dejado de trabajar para cuidar de los hijos y se encontraba agobiada, él acudía del trabajo frecuentemente molesto y permitía que las preocupaciones laborales le pusieran de mal humor, irascible e impaciente con todos. Frecuentemente acababan teniendo una discusión por algo superfluo, pero no iban más allá de qué les hacía sentirse así, acumulando tensiones, discusiones y falta de entendimiento. El distanciamiento fue en aumento en diferentes facetas de su vida, entre ellas la sexual, pero seguían sin pedir ayuda, hasta que ella empezó a serle infiel. La infidelidad ha durado casi un año, hasta que él la descubrió. Ahora, desean darse una oportunidad, pero como señalaba él la pasada semana, ”Hay algo que se ha roto y no sé si voy a ser capaz de confiar..hoy por hoy me cuesta mucho, pero no quiero perder todo lo que hemos construido porque a esta situación hemos llegado por no afrontar todo loq ue nos estaba pasando desde hace tiempo”.
En los problemas de pareja la infidelidad no es lo más grave. Por ejemplo en el caso anterior ya hacía tiempo que esta pareja había roto aspectos claves de la relación afectiva; la forma de cuidarse, de hablarse, de convivir, la confianza, sus relaciones íntimas y de contacto, etc.
A través de psicoterapia, de talleres de crecimiento de pareja, o conversar con una figura de referencia se puede lograr que aquellas dificultades en la relación, que todas las personas podemos tener, se afronten a tiempo y sin llegar a un sufrimiento o desgaste mayor. Al asumirlo de forma rápida nos hace más fuertes y sólidos como pareja permitiendo que cada uno se implique y se comprometa en el cambio, pero si se va dejando pasar el enquistamiento va siendo cada vez mayor y es más complicado de abordar. Ahí está el reto, que no es poco, y que implica reaccionar o darse cuenta de cuándo pedir ayuda y no caer en la anestesia afectiva, pero que responde también a una pregunta clave ¿Por qué quiero seguir yo con mi relación de pareja?, y si ese es mi objetivo, ¿qué debemos hacer?