Uno de los momentos clave en el año son las vacaciones de verano. Surge un tiempo en el que niños y niñas comienzan a tener mucho más tiempo libre, mientras que padres y madres tienen que hacer encaje de bolillos para cuadrar sus vacaciones y montar planes para que no permanezcan solos en casa siendo pequeños. Cuando se está separado/a esta situación se puede complicar más. Por un lado esa organización que en la mayoría de las sentencias judiciales se hace de dividir las vacaciones de verano por dos, y que cada uno disponga del mismo tiempo con los hijos a menudo no se cumple, por lo que son otras personas, o quien tiene la custodia las que al final se hacen cargo de los menores por más tiempo. Esto frecuentemente va acompañado de ciertas tensiones entre los padres al a menudo desconocer ciertos aspectos básicos para los hijos (si se va a cumplir con el tiempo estipulado por la sentencia o va a ser menos, fechas de salida y entrada….)
Por otro lado el niño o niña que no ha tenido muy presente a su padre o madre durante el año puede mostrarse desmotivado a pasar varias semanas con él o ella, y puede tener síntomas de mucha ansiedad; desde dormir mal o tener pesadillas, estar mas inquieto o mostrarse más nervioso o desafiante. En ocasiones también se siente mal y culpable por dejar a su madre o padre solos mientras se va de vacaciones.
Es importante que se ponga palabra a esas emociones y que se pueda hablar sobre ello sin que se las incremente por la angustia del propio progenitor que va a separarse del hijo. Suena descabellado pero a menudo se dan comentarios como «Bueno, no te preocupes, si son solo unas semanas y pronto estarás en casa otra vez….qué pena me da que te marches, me quedaré esperándote, no lo pasarás tan mal a pesar de que sea …….» Que no hacen más que incrementar la desconfianza y angustia del pequeño
Por lo tanto unos consejos puntuales para esta época;
- La paternidad o maternidad no se reduce a las vacaciones, pero es necesario ejercerla en este tiempo. Eso implica que se sigue educando aunque se pueda ser mas flexible con comidas, horarios, deberes. A menudo aquellos progenitores que pasan poco tiempo con su hijo/a, cuando tienen la oportunidad de estar juntos unos días desean estar lo más cómodos posibles, entendiendo como mejor, que el niño no provoque rabietas, conflictos y que sea un tiempo plácido y cómodo para ambos. Además hay a muchos adultos que les genera tensión dicha situación porque no se ven cómodos o seguros con cómo tienen que actuar con su hijo/a. Aunque en un periodo como el veraniego se puede ser más flexible, se sigue siendo padre y/o madre por lo que los patrones educativos deben mantenerse, fortaleciendo una serie de hábitos necesarios como son los relacionados con horarios, alimentación, higiene, valores, etc.
- El tiempo de verano no es el “todo vale”. Es una espacio maravilloso para el juego, compartir gustos, paseos, caminatas, deporte, aprendizajes desde más formales (escritura, lectura, etc) como los informales (ver elementos de la naturaleza, animales, oficios, etc…). Acércate a lo que le interesa a tu hijo/a y muéstrale lo que te guste a ti y compartirlo aunque no sea en la misma intensidad o nivel. Podréis conoceros de una forma mucho más profunda y real y si no te sale siempre puedes consultar a un psicólogo u orientador familiar. Es normal que te puedas sentir inexperto o inseguro/a en algunas cuestiones cotidianas pero siempre digo lo mismo; se aprende.
- Es importante poder tener una cierta base común entre los progenitores; al menor le puede confundir mucho que en una casa no tenga por qué lavarse todos los días o cepillarse los dientes o comer lo que le apetezca y en otra sea todo lo contrario. Ciertos criterios comunes pueden ayudar mucho a que el niño o niña tenga claro qué aspectos se pueden hacer; esto les da seguridad, estabilidad y confianza.
- Si tu hijo se va con su padre o madre de vacaciones intenta favorecer que ese momento sea agradable y valioso para él o ella. Te puede dar mucha pena que se vaya y ponerte nervioso/a quedarte solo/a; pero eso es una situación tuya que no tiene por qué cargar un niño/a; no es justo. Valora todos esos aspectos beneficiosos que puede tener el que tu hijo/a pase un tiempo de vacaciones con tu ex; (puede ser el que se vayan a conocer mejor, que pueda enseñarle algo específico que tu desconoces, el que pueda reforzar un modelo de hombre o mujer determinado, que te de más tiempo libre, que tu hijo se pueda sentir más atendido o que incluso valore lo que tiene en casa, etc,). Aunque sean nuestros ex, siempre tienen determinadas características provechosas de las que se puede sacar partido, y si te cuesta muchísimo encontrar algo beneficioso, esa persona fue la pareja que en un momento determinado elegiste por los motivos que fuesen, pero fue una opción tuya, y quizás como pareja no pudisteis funcionar o no era la persona adecuada para ti, pero seguirá siendo padre o madre de tu hijo/a. Eso no se puede eliminar o borrar, y si se intenta hacer generalmente daña de una forma profunda y permanente a los niños.
A menudo las vacaciones de los hijos se presentan como una fuente de estrés totalmente evitable. Tienes muchísimo que mostrar y compartir tuyo en estos días y aprender de tu hijo/a. Los adultos somos los padres y madres y así nos tenemos que comportar, intentando comunicarnos con nuestros ex de forma que se puedan llegar a unos acuerdos concretos sobre las necesidades específicas de nuestros hijos, y que los menores no tengan por qué hacer de intermediarios. En definitiva, que la comunicación en los temas de los hijos sea clara, breve y concisa centrándola en las necesidades del niño o de la niña, y no en las nuestras y valorando ese tiempo como una fuente de enriquecimiento, y no de sufrimiento.