¿Podemos divertirnos con nuestros hijos o todo son obligaciones y exigencias? El pasado 28 de octubre experimentamos y aprendimos que no sólo se puede, sino que se tendría que poder hacerlo.
Con un grupo de mamás y papás que acudieron con sus hijos de entre seis y diez años estuvimos pasando dos horas y media donde hablamos y reflexionamos de qué cosas nos gustan y necesitamos unos de otros. Lo hicimos a través de diferentes dinámicas, jugando y pasando un rato divertido y muy enriquecedor.
Nos dimos cuenta que muchas veces los mayores vamos con tatas prisas, y viviendo con tantas presiones que se las acabamos trasladando a nuestras hijas e hijos.