Las vacaciones de hijos de padres separados
Las vacaciones de hijos de padres separados pueden ser un periodo de tranquilidad y ocio, o por el contrario convertirse en un espacio muy estresante por la mala relación entre los progenitores que ya no conviven.
Hace unos días estuvo en la consulta un hombre que está separado desde hace dos años y que tiene una hija que no llega a los diez. Habitualmente padre e hija se ven semanalmente y fines de semana alternos, pero llegaban las vacaciones de verano y todo iba a cambiar. Normalmente tienen estipulado por sentencia dividir las vacaciones por quincenas y eso iban a hacer este año, pero durante los últimos meses la relación entre padre y madre se había deteriorado mucho por distintos motivos (nueva relación de pareja del padre, no compartir información médica de la hija, etc), aspecto que había acabado afectando a la menor que se había visto envuelta en las discusiones de sus progenitores, llegando a adquirir en diferentes ocasiones la posición de la madre como si fuese su guardiana y defensora.
Las vacaciones de hijos de padres separados son largos periodos en los que no se ven a los hijos. Un aspecto que ha mejorado de tiempo atrás y que ya casi no se hace es que anteriormente las vacaciones de hijos de padres separados se dividían por meses, por lo que a un progenitor le tocaba un mes y al otro el siguiente, lo cual generaba un excesivo corte de tiempo sin ver al otro progenitor, desorientando al menor, sobre todo en los aspectos afectivos y cotidianos respecto a la presencia de su padre y/o madre. Pero aunque sea por quincenas, las vacaciones de hijos de padres separados son un tiempo lo suficientemente largo como para generar cambios emocionales en los menores que pueden desestabilizarlos y afectar en la relación que mantienen con los adultos.
El otro día pudimos ver una película que hablaba de un matrimonio en vías de formalizar su ruptura, y que todavía no lo había contado a la familia extensa; Nuestro último verano en Escocia. Una pequeña joya donde los niños reflejan de forma espontánea, lúcida y sincera lo que están viviendo cuando el timón de la familia queda desatendido por los adultos de referencia.
Herramientas de ayuda para las vacaciones de hijos de padres separados
Por todo lo anterior es recomendable seguir una serie de pautas específicas mínimas, que por desgracia frecuentemente no se dan y que facilitarían todo:
– Animar al menor para pasar sus vacaciones con el otro progenitor; calmarle y que no se sienta mal por irse. Hacer un drama porque se vaya a ir es perjudicar y dañar al hijo o hija.
– Marcar un horario definido de llamadas. Hay padres o madres que llaman de forma continuada y no permiten que el menor pueda sentirse libre con el progenitor con el que está, lo cual le puede generar angustia y desasosiego. Eso no quita que si el niño o niña quiere llamar a su padre o madre lo haga con total libertad.
– Mantener un consenso mínimo entre ambos progenitores en aspectos como ciertas normas, comidas, horarios, tareas de verano.
– Informar de los aspectos médicos que puedan ir sucediendo a lo largo de las vacaciones y que el otro progenitor debe saber, alergias, etc.
– No delegar las tareas educativas en los abuelos o en las nuevas parejas que podamos tener. No son ellos los que tienen que responsabilizarse de cuidar o educar a los niños. Las vacaciones de hijos de padres separados favorecen que podamos tener una presencia más continuada en temas como el cuidado, la educación, el apoyo en las tareas educativas, deporte, etc., es importante no perderlo.
A muchas madres y padres les genera angustia, ansiedad y gran malestar el que sus hijos se vayan con sus ex ya que mantienen una relación distante, conflictiva o simplemente inexistente. Esto de alguna forma más o menos directa se lo acaban transmitiendo a los menores lo cual es un error y además un cúmulo de tensión y angustia que se podía evitar perfectamente con una mejora previa en la relación como progenitores de forma clara y consensuada. ¡¡Cuanto sufrimiento se evita logrando ésto!!! Y lo decimos después de ver durante décadas a adultos que sufren muchísimo innecesariamente por este tema y en el camino se van dejando su salud mental, física, social y económica y también a hijos e hijas.
Las vacaciones de hijos de padres separados en cambio deberían ser un periodo de enriquecimiento y crecimiento personal para el menor, de desarrollo de sus propias habilidades y recursos, de tener un mayor contacto con su padre o madre, de afecto y cuidado, incluso también de oportunidad para hacer cosas diferentes, ya que supone la posibilidad de viajar o tener unas actividades diversas y fuera de la cotidianidad. No hay que olvidar que la mayoría de las parejas que viven juntas no disponen de suficiente tiempo para disfrutar conjuntamente de esos dos meses y medio de vacaciones de los hijos, por lo que la cantidad de planes originales y enriquecedores con cada progenitor que pueden darse en las vacaciones de hijos de padres separados pueden ser abundantes y muy gratificantes.
En definitiva las vacaciones de hijos de padres separados son también nuestras vacaciones con tiempo de descanso y disfrute. Nos las merecemos, y por ello el poder prepararlas con cuidado y previsión ahorra muchas disputas innecesarias. Por ello es necesario que la comunicación en los temas de los hijos sea clara, breve, concreta y concisa centrándola en las necesidades del niño o de la niña, y dejando las nuestras de lado (deseo de venganza, de ejercer poder sobre la otra persona, de pensar que la única razón válida es la mía, etc)así nos ahorramos mucho sufrimiento y podemos saborear y disfrutar más el tiempo que no estemos con nuestros hijos y aquel que compartamos con ellos.
Por cierto, participamos este verano en en eHealth&Beauty Awards, así que nos gustaría que votases nuestra entrevista (arriba de la entrevista hay cinco estrellas que simbolizan la puntuación que das. 5 es el máximo y 1 el mínimo). Muchas gracias!!!