Desear es gratis, nadie nos lo puede imponer ni tampoco quitar. Es la fuente que que nos motiva para hacer cosas, avanzar, buscar, cambiar y pensar en cómo queremos que sea nuestra vida. Sigamos deseando, y no caigamos en la queja, la apatía, abulia o el mero bloqueo.
Desear nos hace permanecer vivos y estar atentos a lo que nuestra vida puede ser y queremos que sea. Es mantener la chispa de la motivación, del cambio, de la vida sin «tapar» lo que nuestra realidad nos trae sin a menudo comprenderlo o buscarlo.
Para estos días, y para la llegada del año que se presenta van estas palabras de Eclesiestés. Pensemos y vivamos el tiempo que nos toca, sin dejar de desear lo que otro tiempo traerá.
Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
Un tiempo para nacer y un tiempo para morir,
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
un tiempo para matar y un tiempo para curar,
un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
un tiempo para llorar y un tiempo para reír,
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas,
un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse;
un tiempo para buscar y un tiempo para perder,
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,
un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar y un tiempo para odiar,
un tiempo de guerra y un tiempo de paz.
ECLESISTÉS (El momento oportuno)
Alejandra Luengo
Foto de portada: Sergio Perea Fotografía