Según las últimas encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas de los meses de enero y febrero de 2014, la mayor preocupación para los españoles es el desempleo (80%). Esto no sorprende, especialmente dada la situación económica y social que se vive en nuestro país, pero no deja de sorprender y preocupar que un 57% de los entrevistados por el CIS que están en paro consideran que la probabilidad de encontrar empleo este año es “poco o nada probable”, frente a un 35% que confía en poder colocarse este 2014.
Cifra notablemente alta que es un claro indicador de una visión en la que el esfuerzo parece que no va a conllevar el logro de un empleo por esa creencia escéptica, y donde las cifras de desempleo no son nada alentadoras.
Pero trabajar ya no es una mera cuestión de suerte, o de que alguien te conozca. Para trabajar hay que estar activo todo el día, y en absoluto me refiero a estar buscando empleo de forma continua, ya que eso es frustrante y además la realidad es la que es, pero a mí no deja de llamarme la atención que las oportunidades se den por pérdidas ya antes de intentarlo.
Y es ahí donde quiero hacer hincapié. En el esfuerzo y constancia que supone estar en desempleo y no permitirse decaer, pues si uno se deja, el retorno hacia el empleo será mucho más difícil. Varias pacientes en terapia están en desempleo, y está claro que aquellas que se mantienen más activas y siguen un orden y horario constante encuentran más sentido a sus días que aquellas que dejan pasar los días centrándose exclusivamente en ese no estar trabajando.
En definitiva, es vivir tu búsqueda laboral desde la acción y desde el trabajo de buscar un empleo. Entendida ésta de muchas formas; formación continuada, autoempleo, nuevas formas de organización laboral, grupos de apoyo, actividad intelectual, deporte, retos personales. Analiza qué se te da bien, aquello en lo que vales y en lo que eres más especialista y apuesta por ello ya que es cierto que actualmente lo que nos diferencia a unos y a otros es nuestra motivación y la experiencia que tenemos, pero la experiencia sin motivación de poco sirve. La fuerza constante con la que nosotros afrontamos nuestro día a día nos engrandece, aunque podamos tener momentos de angustia, ansiedad o malestar, pero de los que no nos quedamos anclados, ya que eso es aquello que nos debilita y nos separa de lo que queremos lograr. Apoyarse, o bien en la familia, en las amistades o en profesionales puede ser de gran ayuda para afrontar un momento complicado como es el estar sin trabajo. La motivación y la salud mental estando en paro no es sencilla, sino todo lo contrario, y cuidarla resulta casi una obligación, y un trabajo.
Para más información Encuesta Febrero CIS
Alejandra Luengo