En mayo de 2020 la OMS alertaba de los problemas de Salud Mental por el Coronavirus.
El cambio a todos los niveles: personal, familiar, laboral y social ha desencadenado en las personas una presión que no ha hecho más que aumentar y acumularse.
Primero por el miedo a ser contagiado o que las personas a las que se quiere lo estén, el aislamiento social ha generado que la persona sea invadida por un temor que antes desconocía. El estrés psicológico al que nos hemos visto sometidos ha sido algo nuevo, porque nunca habíamos vivido algo parecido. Si en la vida diaria hay cierto estrés por llegar a las actividades familiares y laborales, ahora nos vemos sometidos a mucha más presión y dificultad.
La incertidumbre de estos meses agota y se acumula. Todo esto ha afectado notablemente a la salud mental. Las personas que ya tenían cierta vulnerabilidad y predisposición se han visto arrastradas a una situación de mucho más sufrimiento, tensión y ansiedad. Se han incrementado los casos de ciertos trastornos y agravado otros. Ha habido recaídas de personas que sufrían adicciones y estaban en rehabilitación que les ha costado
Las tasas de ansiedad y depresión lógicamente se han visto incrementadas
La salud mental de los adolescentes se está viendo mermada por la cantidad de meses en los que no poder disponer de esa libertad. Muchos de ellos presentan síntomatología depresiva o ansiosa. Van a sus clases cuando les toca, pero