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 ¿Cómo resolver los conflictos de pareja?conflictos de pareja

 La ausencia de conflictos de pareja no es un indicador de que ésta funcione bien. En una relación afectiva de alta intimidad todos podemos y debemos tener desacuerdos, ya que no somos la misma persona, por lo que la forma de ver las cosas, de nuestras necesidades son diferentes, y por tanto los conflictos pueden ser más o menos habituales.

El tema es cómo se afrontan, y es ahí donde radica la cuestión: En una pareja una parte puede asumir el mando y decide por los dos, otra prefiere callarse y no mostrar su opinión, otras se enfrentan, se chillan y faltan al respeto y otras llegan a un punto de acuerdo entre ambos, etc.

El otro día una pareja en terapia señalaba que ellos discutían mucho porque a menudo veían las cosas de manera diferente. Como les señalaba en la consulta, el problema no es discutir sino en el cómo se hace. Hay discusiones que permiten construir, conocernos más y fortalecer la propia relación y hay otras que hacen todo lo contrario; desgastar, debilitar la relación y favorecer el alejamiento y el sentimiento de incomprensión por parte del otro. En el primer caso la discusión está basada en el diálogo, respeto y consideración hacia el otro y en el segundo caso se centra en la pelea, en la lucha de poder, en querer quedar por encima, etc.

Hay personas que se empeñan en ejercer unas luchas de poder que lo que hacen es que se mantengan e incremente la tensión de las discusiones para tratar de ganarlas, pero ¿qué queremos ganar realmente? Frecuentemente esto no es más que una posición defensiva por habernos sentidos amenazados o atacados por la otra parte; no hay que olvidar que en una relación de pareja nos podemos sentir vulnerables. El problema es que en la situación en que se nos va de las manos quizás ganemos una pelea, o ese desacuerdo puntual, pero lo que podemos perder es mucho más, porque es nuestra propia relación de pareja.

Los principales conflictos de pareja suelen surgir por diferentes motivos que pueden ser el reparto por las tareas del hogar, la familia de origen, las cuestiones económicas, la forma de tomar las decisiones, el manejo del poder, de la intimidad, la sexualidad, la pasión, la forma de expresar el afecto, cambios en las etapas vitales (llegada de primer hijo, salida de los hijos de la casa, enfermedades de algún familiar, etc. De todas formas como veremos posteriormente muchos de estos conflictos de pareja vienen determinados por lo que esperamos del otro irracionalmente y por cómo interpretamos lo que el otro hace.

conflictos de pareja1Los aspectos que no ayudan en los conflictos de pareja son:

 Esperar de mi pareja algo que no es realista o que no tiene en cuenta que la otra parte no es así. Eso genera una profunda frustración sobre lo que se vive. Hay muchas personas que viven frustradas porque sienten que su pareja no es y se comporta cómo les gustaría. Eso es lo que hay que tratar de evitar o ser conscientes de que frecuentemente esperamos aspectos irreales de la otra persona.

– Muchas veces lo que interpretamos no es la realidad y hacemos de un guisante un castillo porque tenemos un sesgo para ver lo que hace el otro desde ese foco. Si por ejemplo tendemos a sentirnos abandonados, tendremos tendencia a interpretar lo que hace mi pareja desde ahí, lo cual daña mucho la relación.

No hablar sobre lo que está ocurriendo empeora las cosas. Retirarse o no contestar es una forma de evitar afrontar lo que sucede.

– Gritar, insultar, levantar la voz solo hace que se vaya escalando en el conflicto y muestra una falta de autocontrol y de control sobre lo que sucede.

Irnos de lo que ha sucedido realmente de forma concreta y puntual y sacar aspectos personales del otro, acusar, sacar trapos sucios del pasado de uno u otro. Se pierde la perspectiva de lo que ha sucedido realmente y la otra parte se pone a la defensiva.

Exigir e imponer lo que se debe hacer. Frecuentemente esto se da con una visión sesgada y rígida sobre lo que se tiene que hacer y el cómo llevarlo a cabo.

Seleccionar sólo las cosas que hace mal el otro. Si estamos en una discusión que se nos va de las manos por la forma en la que la enfrentamos tendemos a fijarnos en todo lo que hace mal la otra parte, eliminando todo aquello positivo que en el día a día se realiza.

No escuchar a la otra persona y estar más pendiente de contestar a lo que ha dicho como una forma de defendernos que no ayuda a que se resuelva el problema.

– El orgullo y la rigidez de pesar que no hemos hecho nada mal.

Imponer bruscamente el acabar la discusión porque se siente que no se avanza. Colgar el teléfono, darse media vuelta e irse del lugar. La otra parte puede sentir que no se le está teniendo en cuenta y le acaba doliendo más.

– Actuar despectivamente con la otra persona. Ser despectivo no es solo criticar, es mucho más, ya que se responde desde un lugar de aparente superioridad, lo que hace infravalorar al otro como persona hasta hacerlo sentir excluido.

 

¿Qué puede ayudar para solucionar los conflictos de pareja?

  • Ser consciente de que frecuentemente lo que interpretamos de lo que hace el otro puede estar sesgado. Centrar lo que sucede de la forma más objetiva y plantearnos qué es lo que se necesita mejorar.
  • Tener expectativas realistas hacia la otra persona y hacia la relación. Muchas veces se dan una gran cantidad de creencias irracionales sobre lo que debe de ser una pareja y lo que no, que es poco realista y nos hace mucho daño. Por ejemplo, no esperar que sea la otra persona la responsable de tu felicidad o de llenar los huecos vacíos de tu vida
  • No centrarnos exclusivamente en lo negativo, sino sacar y valorar aquellas conductas positivas que se dan.
  • Entrenarnos en habilidades de comunicación y resolución de problemas que abren y fomentan el diálogo y no lo cierran. Algunas sugerencias pueden ser:
  1. Cuando tú(y decir objetivamente la conducta realizada) yo me he sentido….. y me gustaría que……»A que es bastante distinto de “Eres un egoísta que solo va a lo suyo!!!!”

           Otros recursos que tienen más que ver con la propia autocrítica son:

  “Sé que cuando hice ……………………………me equivoqué………….entiendo que te puedas haber                            sentido……………………discúlpame”

“Creo que, me parece que podríamos…………………………….………qué te parece?”

“Acepto que me he podido equivocar………………….……..”

  • Escucha lo que tu pareja tiene que decirte de forma abierta y buscando entenderla, no de tener la razón.
  • Ser consciente de que la otra persona sólo va a cambiar si así lo desea, no porque nosotros queramos. Elegimos a una persona desde la aceptación. Nosotros podemos responsabilizarnos de la parte que nos corresponde, pero no de la del otro, ya que esa responsabilidad no es nuestra.
  • Ponernos en la piel de la otra persona. Si está cansada y viene de trabajar, si se encuentra mal, etc.
  • Buscar el momento para discutir y el cómo hacerlo. No ayuda de mucho ponernos a hablar cuando la persona se encuentra mal, o acaba de llegar de trabajar, o está viendo su serie favorita. Buscar y negociar de forma mutua el momento para hablarlo.
  • Ceñirse al problema que ha sucedido.

sexualidad

  • Pedir lo que se necesita sin exigir; el otro es libre para decidir si hacerlo o no y yo tendré que ver que hago con ello; cómo decírselo, etc.
  • No faltar al respeto a la otra persona.
  • Saber pedir lo que necesitamos, escucharnos y respetarnos.
  • Si no estamos avanzando en la discusión tratar de que ésta se cierre y ser capaz de pararla, aunque sea para decir que se necesita hablar más tarde.
  • Hablar desde cómo nos hace sentir lo sucedido; las emociones no se pueden discutir.
  • No generalizar la conducta de una persona. Ceñirnos a la situación puntual. No es lo mismo decir “Eres un desastre” que “Has puesto la ropa en este sitio que no le corresponde.”
  • El “Tú siempre…” o “Tú nunca” tampoco son de ayuda. Se generaliza otra vez y nos alejamos del hecho puntual.
  • Reconocer al otro lo que ha sentido ya que eso es legitimarle y hacerle sentir valioso para mí.
  • Dejar de lado el orgullo irracional y disculparnos ya que nuestra relación no se debe basar en quién tiene o no razón ni en competir, sino en avanzar de forma conjunta.
  • Tratar de llegar a acuerdos que contemplen las necesidades de ambos y que sean respetados por ellos mismos.

Todo lo anterior no dejan de ser ciertas recomendaciones que pueden ayudar o perjudicar en nuestra relación de pareja. Son aspectos cotidianos que de hacerse favorecen que aquellos conflictos que podemos tener con nuestra pareja sean resueltos de la mejor manera. A veces con nuestras parejas hemos llegado a entrar en una dinámica que nos cuesta enormemente salir, y la ayuda profesional externa puede ser la mejor alternativa para salir del enquistamiento mutuo.

El viaje en pareja puede ser mucho más agradable, rico y liviano cuando valoro, reconozco, respeto y acepto a la persona que he elegido como pareja, y a la vez yo también me siento valorado, reconocido, respetado y aceptado. Frecuentemente todo lo anterior no se logra con grandes discursos, actuaciones, regalos o puestas en escena, sino con los pequeños detalles del día a día.

akanapsicologia.com

Hace más 20 años empecé a acompañar a personas que han sufrido y siguen sufriendo. Me licencié en Psicología y he realizado diferentes Máster relacionados con la práctica clínica, las relaciones familiares y el Trastorno Límite de Personalidad. Mi trabajo ha sido la atención psicoterapeutica en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, en diferentes Organizaciones y Fundaciones y en la consulta privada. En estos años he trabajado con traumas en la infancia y en la vida adulta, relaciones de dependencia, duelos, depresión, ansiedad que impiden que la persona pueda ser protagonista de su vida y no una mera marioneta de sí mismo y de los demás. Todo lo vivido, si no se analiza y reflexiona, se vuelve un acumulador de experiencias negativas que nos hace enfermar a nivel mental y nos afecta en la identidad, autoestima e integridad personal. En nuestro Centro Sanitario realizamos terapia individual, de pareja y familiar desde una integración de modelos como es el Cognitivo Conductual, Psicodinámico, Sistémico y EMDR.

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