Las familias reconstituidas ocupan un lugar cada vez más importante y numeroso en nuestra sociedad.
Son familias donde una pareja se construye con la característica de que o bien uno, o ambos, incorporan a su relación hijos de relaciones pasadas y relaciones de pareja finalizadas.
En las películas o en las series suelen pintar a estas familias reconstituidas con un carácter divertido de originalidad, respeto y hasta humor, pero siendo sinceros, las familias reconstituidas son espacios relacionales de gran vulnerabilidad donde es frecuente la tensión, las crisis y conflictos, y la necesidad de reajustes constantes.
En una familia que se crea de cero las crisis son parte de su evolución, pero en las familias reconstituidas hay infinidad de motivos para que pueda estallar un conflicto y que no se manejen las herramientas para resolverlas adecuadamente.
Traigamos aquí algunos de los problemas más frecuentes que nos encontramos en la consulta con las familias reconstituidas, que suelen ser dos principalmente: los hijos y los ex.
En el apartado de hijos podemos encontrar que estos falten al respeto, se comparen con los otros hijos, o simplemente boicotean la relación por lealtad al otro progenitor, pensando que si se llevan bien con la pareja del padre o de la madre están fallando o dejando de querer al otro progenitor.
La realidad es que en las familias reconstituidas las parejas deben de ser parejas y no tratar de sustituir las figuras de los otros progenitores. No es su papel, responsabilidad, ni carga.
Por otro lado suele ser bastante frecuente las tensiones y conflictos con las ex parejas que parecen acabar interponiéndose y dificultando la relación de pareja actual, por la que se quiere apostar y que tiene que mantenerse estable ante una inmensidad de adversidades.
Las familias reconstituidas pueden ser más vulnerables que una familia que comienza su trayectoria sin mochilas afectivas, pero la realidad es que cada vez hay más familias reconstituidas y que las personas que constituyen una nueva pareja parten de la experiencia de creación, desarrollo y ruptura de una relación afectiva anterior, pero normalmente son ineptos en cuanto al convivir con las mochilas afectivas del otro que siguen estando presentes. Estas relaciones construidas en el pasado frecuentemente dificultan la relación de pareja y muchas familias reconstituidas se acaban rompiendo, sintiendo tanto adultos como hijos un sentimiento de fracaso y pérdida de nuevo y un profundo sufrimiento.
Por todo ello la pareja en las familia reconstituida es la parte más expuesta y frágil, y la que más fácilmente se puede romper, lo cual conlleva que sea necesario la búsqueda de ayuda profesional para fortalecerla sin tener la sensación de tener que elegir, como muchas veces sucede, entre pareja e hijos.
Es necesario que esta ayuda no se solicite tarde, cuando la pareja ya está hecha jirones y solo existe el conflicto permanente, desconfianza y pesadumbre.
Son los miembros de la pareja los que requieren mayor apoyo psicoterapeutico, responsabilidad e implicación para poder fortalecer los cimientos de la familia reconstituida y ser capaces de recolocar las situaciones problemáticas con perspectiva, para salir adelante, no dejando que su amor sea abatido, ni renunciando a su espacio como padres o madres.