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Características del trastorno límite de personalidad

El trastorno límite de personalidad, o TLP es un trastorno mental que se caracteriza por la inestabilidad y la impulsividad. Se da una fluctuación en el terreno emocional, comportamental e interpersonal.

Una característica es que la persona con trastorno límite presenta una hipersensibilidad hacia lo que le sucede, de esta manera los comportamientos de otro individuo son interpretados de manera sesgada y errónea, sintiendo por ejemplo, que está siendo engañado, no tenido en cuenta, abandonado, no valorado, etc.

En esa línea, las personas que sufren trastorno límite de personalidad tienden a idealizar para luego, cuando lógicamente no se cumplen sus expectativas irreales, acabar decepcionándose.

Muchas de esas idealizaciones hacia el otro pueden ser de diversa índole, pero tienen en común que son desajustadas a la realidad: «va a ser mi salvador», «el que me va a acompañar siempre», «el que nunca me va a decepcionar», «el que va a estar siempre que lo necesite», «el que nunca va a decirme que no»…

Si analizamos estas creencias desde un punto de vista lógico nos pueden parecer totalmente irracionales, porque no hay persona que nos vaya a suplir el vacío o traumas que llevemos arrastrados desde nuestro pasado, pero en la persona con TLP tienen todo el sentido.

La importancia de lo emocional en el trastorno límite de personalidad

De base a esas creencias hay un profundo miedo a ser abandonado y eso hace que en su respuesta emocional va a haber días que te quieren y otros te van a odiar y echar de su vida. Esto responde a la falta de control e impulsividad. Sí ya hay una falta de control en el pensamiento, que se aturulla, en la conducta aparece algo parecido.

Como consecuencia, la persona con trastorno límite de personalidad suele tener relaciones inestables y que se caracterizan por la incertidumbre, ya que la otra persona se ve sometida a una montaña rusa emocional que a menudo lo acaba agotando.

Otras personas con trastorno límite de personalidad lo que hacen es aislarse y no interactuar con los demás, como manera de protegerse, porque sienten que siempre les van a acabar fallando.

En ninguno de los dos casos la persona es capaz de tener relaciones estables, estrechas y duraderas, lo que les genera un profundo sufrimiento y el sentimiento de soledad y vacío se refuerza.
Otra característica de este trastorno es la intensidad del malestar emocional que la persona vive, ya que siente que no puede manejar lo que está sintiendo y que tiene que hacer algo, aunque objetivamente le vaya a perjudicar. Así aparecen conductas que la mayoría de las veces lo que tratan es atenuar ese malestar, pero que agravan el problema, ya que se quita el malestar a corto plazo, pero no aprende a gestionar las emociones. Ahí es donde aparecen las autolesiones, el consumo de determinadas sustancias sin control, los actos violentos, los atracones, etc.

Todo ese funcionamiento tiene de base un sentimiento de vacío, que la persona trata de llenar, muchas veces tomando acciones que le perjudican.

Se sienten en una profunda soledad y tratan de calmarla de cualquier manera de forma impulsiva, que les ha podido servir y aliviar en otras ocasiones. El problema de la respuesta impulsiva es que regula en el corto plazo, ya que ayuda a aliviar sentimientos que sienten que no son capaces de soportar, pero no en el largo plazo y la persona se siente muy mal consigo misma.

¿Cómo vivir con trastorno límite de personalidad?

Tenemos que ser conscientes de que la persona que sufre trastorno límite de personalidad sufre mucho y que es absolutamente necesario que pueda trabajar a nivel psicoterapéutico lo antes posible.

Muchas veces es en la adolescencia donde explota la sintomatología del trastorno límite de personalidad, por ello cuanto antes se trate mejor.

Adolescentes que presentan relaciones tormentosas de forma repetida, autolesiones, sentimiento de vacío, intentos de suicidio, impulsividad, trastornos de la conducta alimentaria pueden estar presentando un trastorno límite de personalidad y cuanto antes puedan ser acompañados menor sufrimiento vivirán ellos y su entorno.

Son personas que no saben afrontar y gestionar lo que viven, por lo tanto tienen que conocer su funcionamiento mental y saber que hay otra manera de gestionar el malestar y solucionar los problemas, por ello tiene que reaprender a funcionar de una manera que no conlleve tanto dolor, ni respuestas inmediatas que agraven el problema.

Por ello la persona y la familia tienen que conocer el trastorno límite de personalidad, comprenderse y poder gestionar su estado emocional, parándose y entendiendo lo que siente sin que le acabe arrastrando. De esta manera la persona puede llevar una vida con su trabajo, su pareja, sus hijos, si los desea, y no sufrir tanto, que de eso se trata.

Es importante que la persona pueda ir comprendiendo y sintiendo que no está solo en su proceso personal y por ello la relación terapéutica es clave, ya que ahí la persona puede experimentar, a veces por primera vez, una relación sólida y estable.

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