La dependencia emocional se puede explicar como la necesidad de ser reconocido y validado por otra gente. Personas que no pueden permanecer solas, que siempre tienen que estar en pareja, o recibiendo la aprobación de los demás son características de la dependencia emocional.
En la dependencia emocional se vive como un riesgo que el otro pueda tener una vida afectiva fuera de la relación. Son niños que se muestran enfadados o muy ansiosos cuando sus padres hacen una actividad que implica la separación, o parejas que no mantienen espacios individuales, quedando los límites personales desdibujados y forjándose un bloque.
La dependencia emocional se aprecia también en esos padres o madres que vienen con mucha dificultad que sus hijos vayan haciendo vidas propias, salgan, se alejen, etc., cualquier aspecto que implica diferenciarse se vive como una amenaza y una pérdida que les provoca gran angustia y malestar.
La dependencia emocional se caracteriza por necesitar constantemente a un otro que nos confirme, que nos dé seguridad. El problema es que se depende de otra persona para poder sentirse aparentemente seguro, por lo tanto es una seguridad externa que no proviene de uno mismo y no es real ni duradera, porque internamente la persona no encuentra la calma.
El origen de la dependencia emocional
El grado de dependencia emocional se va forjando desde que nacemos. La manera en la que se construye el vínculo entre las figuras más relevantes o primarias y el recién nacido implica que se favorezca una mayor o menor cercanía.
Al nacer somos absolutamente dependientes, en lo biológico y en lo emocional. El bebé no solo necesita comida o agua, o que le limpien si está sucio, sino también caricias, afecto, cuidado, palabras de ternura, etc. A través de esa relación el niño recibe una devolución sobre su importancia y valor .
Pero a medida que ese niño crece, necesita ir explorando su entorno e irse separando de sus figuras de referencia para poder sentirse capaz de realizar las cosas por sí mismo, como cualquier otra cría de la naturaleza. Si el cachorro de león no aprende a cazar por sí mismo morirá de hambre, si el pájaro no sale del nido, no aprenderá a volar y morirá. La importancia de este paso en la naturaleza es el momento específico donde se va a realizar, ya que de eso va a depender su supervivencia.
Hay padres y madres que han crecido con un sentimiento de invalidez, de sentirse inseguros e incompletos, necesitando siempre a otras personas para que les dijesen quiénes eran. Son adultos que tienen una gran dependencia emocional de sus hijos, impidiéndoles desarrollarse por sí mismos. Estar pendiente de todo lo que hacen, tratar de resolverles cualquier situación crítica que pueden vivir, devuelve a los hijos sentimiento de incapacidad.
Por otro lado tenemos a otros progenitores ausentes que devuelven algo parecido, ya que al no pararse a mirar a los hijos, éstos pueden interiorizar que no son suficientemente buenos y buscan a cualquier persona que les puedan devolver quiénes son, porque ellos mismos lo desconocen.
Las consecuencias de la dependencia emocional son nefastas, relaciones de pareja problemáticas o insatisfactorias que se mantienen en el tiempo, repetición de relaciones abusivas, consumo de sustancias como manera de llenar vacíos, permanencia en bandas o grupos sectarios donde la persona cree encontrar su identidad. En la dependencia emocional la persona se doblega para satisfacer al otro.
En psicoterapia trabajar la dependencia emocional resulta clave para que la persona pueda explorar y conocerse de una manera más realista y sana, así como poder mantener relaciones personales más respetuosas y sinceras. Ubicar el peso de la familia de origen y de las figuras que nos criaron permite no seguir repitiendo dependencias emocionales de generación en generación y que la persona pueda encontrar su propio camino, conociéndose y «reconociéndose» por primera vez en su vida.