Hace dos días me llamo una señora solicitando psicoterapia para su hijo de 9 años ya que tras la salida de su padre de la casa de forma abrupta tres semanas atrás el niño se encuentra con pesadillas, falta de retención de esfínteres, falta de concentración, y muchísima angustia.
Yo le conteste que nosotros en akanapsicologia trabajamos con padres y madres, además de los menores, porque consideramos que son los adultos los que tienen la mayor capacidad y responsabilidad de ayudar a los hijos/as a afrontar una situación difícil como es una ruptura.
Son también los progenitores los que suelen abandonar a los niños a su suerte, porque están más preocupados de su propio dolor, rencor, malestar, ansiedad que las de sus hijos.
Padres y madres del mundo…vuestro hijo/a de 5,6,7….16 años.. no va a acercarse a vosotros y deciros: «Estoy súper mal desde que habéis roto, estoy triste y me siento en medio de los dos, siento que si quiero a uno fallo a otro, creo que he perdido a mi padre o madre, estoy deprimido….» No, los menores salen adelante como pueden en un proceso tan duro como es una ruptura cuando los adultos no los cuidan, pero no pueden con ello, y a menudo ni saben bien lo que sienten. A veces pueden desarrollar ciertos síntomas: ansiedad, desconcentración, bajada en los estudios, orinarse de nuevo, crisis de angustia, inseguridad, rabietas sin motivo, desgana y apatía, agresividad, etc..
Ese es el coste mayor de un divorcio mal realizado en el que no se ha mirado lo que necesitan los hijos/as. No es el dinero de los abogados, no es el tiempo que puedes perder, incluso no es tu desgaste emocional como adulto: El mayor coste es el desequilibrio emocional que un menor sufre en su proceso de desarrollo personal y de su identidad, que le va a acompañar de por vida. Como decía el otro día un niño de once años a su madre en la consulta «Cada vez que me voy con papa tú te pones triste y yo me quedo preocupado, porque quiero estar con papa pero creo que tú lo estás pasando mal porque me voy con él con el que te llevas mal, así que me pongo nervioso…».
En definitiva, se dan cuenta de todo, lo absorben todo. Os necesitan al 100%, no para que los compréis regalos, para que les cocinéis lo que desean, o para dormir en la misma cama, sino para que los ayudéis a crecer.
Si veis que en ese momento de la ruptura estáis bloqueados a la hora de poder ejercer la parentalidad, pedir ayuda a un profesional neutral, será el dinero mejor invertido. Cuidarlos, y si os vais a separar tener sus necesidades en primera línea de las decisiones que toméis. Son vuestros y vuestras hijas, ¿Acaso no se lo merecen?
Alejandra Luengo