Si llegase a sobrevivir esta etapa, surgiré como un ser más sabio y profundo. Mas si sucumbo, moriré como un ser más sabio y profundo.
Etty Hillesum (1914-1943)
Hace unos días asistimos a una conferencia en la Fundación Universitaria Chaminade que presentaba la figura de Etty Hillesum (1914-1943). Mujer judía holandesa que vivió en un campo de concentración, y murió en un campo de exterminio de Auschwitz en la Segunda Guerra Mundial. Sus escritos, a través de un diario y cartas, cuando tenía 27 años han supuesto un importante referente para pensadores, filósofos y teólogos, sobre todo a partir de 1981 cuando fueron publicados en Holanda.
Su persona muestra reflexión, superación y maduración dentro de un contexto de inhumanidad, ya que lo que escribe lo hace durante el tiempo en que vive dicho sufrimiento, en el contexto de máximo malestar en el campo de Westerbork donde pasa de estar ahí voluntariamente, a ser prisionera, y morir finalmente en Auschwitz.
De su figura y escritos me gustaría resaltar lo siguiente, desde el plano más liberador y fortalecedor que inspira a Un terapeuta fiel:
– A menudo se piensa que hablar del sufrimiento vivido genera que nos duela más. La pensadora destacaba que el hombre occidental no valora el sufrimiento como ganancia para la vida, mientras que en la filosofía oriental sí se percibe como aprendizaje. Para ella misma lo fue, de cara a no perder su humanidad, dignidad y ser consciente de su propia resistencia ante tanta barbarie que observaba y vivía alrededor.
Y es que en general huimos del daño sufrido y nos asustamos de él, pensando que nos va a doler demasiado, que vamos a ser presos del mismo, como quizás lo fuimos en el pasado, y que no vamos a poder seguir nuestro camino y superarlo. De hecho tengo testimonios de pacientes que están en el despacho y que literalmente señalan que no quieren hablar de lo que han sufrido porque temen que les lleve a un pozo sin fondo del que les va a resultar imposible regresar. En absoluto, evitar el dolor y el sufrimiento es lo que nos hace más inmaduros y débiles emocionalmente.
Por ello es tan importante poder profundizar sobre el malestar que se vive o se ha vivido, expresándolo a través de palabras, u otros medios. Eso no tiene que conllevar quedarnos instalados en la melancolía, depresión o el masoquismo. Esta pensadora lo hizo escribiendo y reflexionando, hay otras personas que se apoyan en un profesional, o que a través de su arte hablan de su dolor y de su propia superación.
En definitiva, el sufrimiento nos transforma, no nos puede dejar inmunes. De hecho las personas que han vivido una experiencia de pasar por un campo de concentración han señalado que se envejece muy rápido, ya que en poco tiempo se vive mucho. Comentan que se acelera el tiempo, y uno se puede dejar ir, creer que pierde la autonomía, que se está viviendo su propia destrucción física, y caer en un estado depresivo repleto de impotencia y conformismo, pero también puede significar algo diferente, como la maduración, el descubrimiento de una nueva identidad con valores renovados y reforzados, de autovalía, dignidad, paciencia, fortaleza, empatía, etc, como en el caso de Etty Hillesum.
En definitiva, para tener un futuro que no sea repetición del pasado hay que profundizar, hablar y limpiar el dolor experienciado. Como decía el filósofo alemán Theodor Adorno «Dejar hablar al sufrimiento es la condición de toda verdad», sino viviremos en una mentira, y esa es nuestra cárcel.
Alejandra Luengo