El 13 de julio salía publicado en DIARIO MÉDICO un artículo muy interesante donde se detallaba que en el V Congreso Nacional de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (Aespp), los expertos congregados resaltaron que con un tratamiento combinado farmacológico, psicoterapéutico, y de modificación de estilos de vida se puede hablar de una recuperación funcional de la depresión de entre un 70-80 por ciento, lo que supera notablemente el 60% que implica el tratamiento exclusivo con medicación.
En Un Terapeuta Fiel hemos defendido desde siempre que el tratamiento farmacológico en exclusividad en casos de depresión es insuficiente. Es como si para paliar una hemorragia se pone una gasa. Podrá frenar pero no solucionar el origen del problema. La terapia psicológica no solo acompaña a la persona para poder conocer las causas y motivos de depresión, sino que permite profundizar en aquellos estilos de vida, de pensamiento, de emociones que han favorecido y mantenido esa situación, para buscar y potenciar todos aquellos recursos reales con las que puede contar el sujeto para salir de esa situación.
En el artículo, Jose Antonio López -Rodriguez vicepresidente de la Aespp, señala que la medicación es imprescindible en muchos casos, como por ejemplo en aquellos donde el paciente no tiene ninguna motivación para el tratamiento, o padece de insomnio. De hecho, explica que uno de los efectos fundamentales del sueño es recuperar la memoria de lo que ha pasado en el día, y según distintos estudios si una persona duerme menos de cinco horas al día su cerebro tiende a quedarse con los acontecimientos negativos y desecha los positivos. De esta manera quien padece insomnio tendría más presente emociones negativas lo que favorecería el surgimiento y mantenimiento de la depresión.
Resumiendo, el tratamiento farmacológico es necesario en gran parte de los casos de depresión ya que equilibra a la persona (a la hora de sentirse más motivada para hacer cosas, poder pensar con mayor claridad, estar más descansado, etc), pero no la cura. Además tiene que ser un tratamiento específico para cada paciente y llevar un seguimiento correspondiente por el profesional cualificado. A menudo los efectos secundarios de la medicación son más desagradables para la persona que la propia depresión.
La importancia de un enfoque interdisciplinar (médico-psicológico) es necesario y no excluyente. Además a largo plazo resulta más económico que aquellos donde las recaídas se suceden por centrarse exclusivamente en un enfoque puramente químico. El tratamiento psicológico resulta clave de cara a enfocar y profundizar en las relaciones personales del sujeto, en su forma de interpretar lo que le sucede, en sus habilidades y recursos personales, en aquello que le puede estimular o motivar más, etc. La exclusividad de cada tratamiento es tan importante como lo es cada persona.
Walter Gallego y Alejandra Luengo